El calambre es una sensación dolorosa causada por un espasmo muscular involuntario que, si bien rara vez es grave, puede suponer un desafío para el descanso nocturno y su calidad de vida, y en ocasiones también para el desarrollo de actividades laborales y de ocio.1 Puede ser a causa de una insuficiente oxigenación de los músculos o por la pérdida de líquidos y sales minerales, como consecuencia de un esfuerzo prolongado, movimientos bruscos o frío. El envenenamiento o ciertas enfermedades también pueden causar calambres, particularmente en el estómago. También se puede definir como una contracción súbita y dolorosa de un músculo o de un grupo de ellos.
Etiología
Suele suceder después de un ejercicio intenso y con gran actividad muscular. Algunas personas sufren calambres mientras están durmiendo porque los calambres pueden ser consecuencia de una alteración de la irrigación sanguínea a los músculos;2 por ejemplo, después de comer, la sangre fluye principalmente hacia el aparato digestivo más que a los músculos. Los calambres suelen ser inofensivos, no requieren tratamiento y la forma de prevenirlos es evitando el ejercicio después de comer y haciendo estiramientos después de practicar ejercicios.
En cuanto a los calambres asociados al ejercicio, popularmente se cree que son el resultado de la producción y acumulación de ácido láctico en el músculo. Normalmente la glucosa, es oxidada por el oxígeno que respiramos, dando como productos agua, anhídrido carbónico y energía. En condiciones normales el organismo está capacitado para absorber suficiente cantidad de oxígeno, pero en caso de realizarse alguna actividad física prolongada, esta cantidad puede ser insuficiente, en ausencia de oxígeno, la glucosa se transforma en ácido láctico.3 Sin embargo, no se han encontrado pruebas a favor de esta idea. Una idea más plausible es la siguiente: los músculos esqueléticos funcionan como pares antagonistas. Por ejemplo la contracción de bíceps requiere de la relajación del tríceps. La contracción y relajación muscular está mediada por dos tipos de proteínas miosina y actina. Miosina se une a actina durante la contracción y se libera durante la relajación. El proceso de relajación requiere que miosina esté unido a ATP (una molécula usada por los procesos celulares para intercambiar energía) y de magnesio. Ambos, ATP y magnesio disminuyen durante el ejercicio, provocando que miosina no puede desprenderse de actina y por ende que el musculo no pueda relajarse, produciendo los calambres.4 Además de magnesio se ha sugerido que otros electrolitos como el calcio o el sodio podrían estar implicadas. Estudios más recientes muestran que la depleción de minerales o la deshidratación tendrían poco importancia en el desarrollo de los calambres. Al parecer la principal causa de los calambres asociados al ejercicio estaría relacionado con un control neuromuscular alterado. El ejercicio intenso provocaría una sobrexcitación de las Motoneurona y una disminución de las señales inhibitorias del sistema nerviosos central hacia estas neuronas. Este estado es alcanzado cuando el musculo se fatiga, de continuar estimulando el musculo más allá de este punto se corre el riesgo de que se produzcan contracciones involuntarias, es decir calambres. Una forma efectiva de prevenir calambres es hacer que el sistema nervioso central envíe un mayor numero de señales inhibitorias, lo que se logra estirando en musculo. Lo que explicaría por que estirar después de hacer ejercicio previene los calambres.5
En resumen, no existe evidencia científica a favor del ácido láctico como responsable de los calambres, la evidencia científica a favor de la depleción de minerales es muy débil y si bien la hipótesis del control neuromuscular alterado requiere de mayores investigaciones, es al menos hasta ahora la mejor explicación científica disponible.
{jcomments on}